Hay quien señala que el mayor peso que se ha quitado en su vida fue cuando logró alejarse de un narcisista. Ser un superviviente de este tipo de vínculos dañinos y hasta abusivos deja una impronta difícil de olvidar y muchas heridas internas que reparar. Porque su trato nos enferma, alterando tanto nuestra salud física como la psicológica.

Señalaba Sófocles que a la persona perversa se la conoce en un día, pero para conocer a la justa se necesita más tiempo. Sin embargo, esta regla de tres no se cumple en los hombres y las mujeres con un trastorno de la personalidad narcisista. Por lo general, estas figuras llegan a nuestra vida con notable encanto y una máscara de lo más seductora.

Es con los días (y hasta con los meses) cuando tomamos conciencia de su mal hacer, de su frialdad emocional y su patrón conductual agresivo. Por ello, cuanto más contacto y cercanía tengamos con estos hombres y mujeres, mayores serán las secuelas que nos dejarán. Lo saben bien quienes han tenido un jefe con estos rasgos. También los que han tenido la mala fortuna de enamorarse de un narcisista.

Y mención especial tienen todos aquellos que fueron criados por un progenitor con estas características. El trastorno de estrés postraumático es la herida más recurrente que se suele llevar tras una infancia y primera juventud marcada por estas presencias.

Mujer cansada simbolizando cómo los narcisistas nos pueden enfermar

Sí, los narcisistas nos pueden enfermar de varias maneras

Nadie nos puede enfermar con su sola presencia. Nos enferman los virus, las bacterias y el trato abusivo de otros seres humanos; en especial, de los narcisistas. Es más, ni siquiera es necesario que nos pongan la mano encima para experimentar malestar, sufrimiento, debilidad y hasta dolor.

El abuso psicológico es uno de los “patógenos” que más nos afectan a la hora de desarrollar una enfermedad física y psicológica. Un estudio del departamento de Ciencias psicológicas y del cerebro de la Universidad de Louisville indica un dato relevante. El maltrato emocional, como el que se puede sufrir en una relación de pareja, afecta a la salud y eleva el riesgo de sufrir trastornos mentales.

De hecho, cada vez sabemos más sobre los efectos de las vinculaciones con figuras problemáticas. Los narcisistas nos pueden enfermar y, a menudo, las lesiones invisibles que nos dejan perduran a pesar de no tenerlos ya en nuestras vidas. Las improntas traumáticas son la razón por la que en la mayoría de las veces necesitamos de apoyo psicológico para reparar todo lo roto, todo lo vulnerado.

Veamos a continuación de qué manera alteran nuestra salud.

1. Fibromialgia y familias narcisistas

La fibromialgia es una enfermedad crónica que tiene una relación muy estrecha con el estrés crónico y emocional. Un estudio de la Universidad de Dumlupına describe cómo los traumas de infancia y esta condición médica tienen, por término medio, una correlación positiva.

Es frecuente que el hecho de haber crecido con una familia formada por uno o dos progenitores narcisistas traiga como secuela esta enfermedad musculoesquelética de origen neurológico.

2. El síndrome del intestino irritable y las emociones intensas

Actualmente, la investigación científica con ratones nos permite comprender mejor la comunicación entre el cerebro y el intestino. Sabemos que las situaciones de estrés constantes alteran la microbiota intestinal y que eso deriva en inflamación sistémica.

De este modo, el síndrome del intestino irritable (SII) puede tener como origen esa exposición continuada a una figura narcisista que nos sometió a un estado de angustia intensa y desgastante.

3. Un sistema inmunitario más débil

Los narcisistas nos pueden enfermar y, en muchos casos, lo que notaremos en una progresiva bajada de nuestras defensas. Este fenómeno se aprecia con frecuencia en el ámbito laboral. Cuando tenemos un jefe o una compañera de trabajo con este perfil, sufriremos desde los clásicos herpes labiales a más resfriados, cansancio, dermatitis, etc.

Una vez más, es el estrés agudo el que altera ese equilibrio interno a causa de unos niveles más elevados de cortisol y adrenalina en el organismo. En caso de que esta situación se prolongue durante meses, los efectos podrían ser más peligrosos.

4. La salud cardiovascular, el corazón doliente

Uno de los mayores enemigos de nuestro corazón es la adrenalina. Su liberación es esencial en esos instantes en que nos activamos, en que necesitamos actuar o escapar ante una amenaza percibida, por ejemplo.

Estar atrapados en una situación estresante con una figura adversa influye en el corazón. Además, la adrenalina se eleva con el estrés agudo y eso se traduce en un aumento de la frecuencia cardíaca y la broncodilatación. Sufriremos desde taquicardias, mareos, cansancio y sensación de ahogo. Son experiencias que no es conveniente mantener en el tiempo.

5. La salud mental, la principal afectada con el trato narcisista

Más allá del agotamiento, del dolor de cabeza, las alteraciones intestinales o la taquicardia, está el impacto en la salud mental. Por lo general, muchos de esos efectos físicos son también síntomas somáticos del propio sufrimiento emocional al que estamos sometidos.

Por término medio, las condiciones mentales más frecuentes en estos casos son las siguientes:

  • Ansiedad.
  • Estrés crónico.
  • Trastorno de estrés postraumático.
  • Depresión.
  • Trastornos de la conducta alimentaria (TCA).

Muchas de estas realidades psicológicas tienen como sustrato la destrucción de la autoestima, la vergüenza y esa indefensión que, en muchos casos, nos deja bloqueados. Sin saber cómo responder al maltrato narcisista.

Paciente en terapia simbolizando cómo los narcisistas nos pueden enfermar

Nota final

Los narcisistas nos pueden enfermar y, como ya sabemos, lo hacen de múltiples maneras. Sin embargo, la carga “viral” que dejen en nosotros dependerá del tiempo que nos mantengamos bajo su influencia. Por ello, cuanto menos nos expongamos a sus presencias y trato, menos lesivos serán para nuestro bienestar.

Asimismo, cabe señalar que el hecho de cortar el contacto con estas personalidades problemáticas, no siempre es sinónimo de sanación. Por término medio, desaparece antes la enfermedad física que la mental, de ahí que arrastremos secuelas en forma de traumas silenciosos, pero devastadores en ocasiones.

Como supervivientes del vínculo de un narcisista, no dudemos en solicitar ayuda especializada si lo necesitamos. Solo así recompondremos todo lo roto y sanaremos todo lo enfermo que nos dejó esa convivencia.

Por galuvi

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