Cada vez más personas buscan mejorar su alimentación, pero en el intento es fácil caer en errores que, sin darnos cuenta, pueden alejarnos de nuestros objetivos. Aquí te cuento algunos de los más comunes y cómo corregirlos sin obsesionarte con la comida.

Creer que “saludable” es sinónimo de “light”

Mucha gente asocia comer saludable con alimentos etiquetados como “light”, “bajo en grasa” o “sin azúcar”, pero estos productos suelen tener más aditivos y edulcorantes para compensar el sabor. En lugar de enfocarte en etiquetas comerciales, prioriza alimentos naturales y mínimamente procesados.

Solución: No temas a las grasas saludables (aguacate, frutos secos, aceite de oliva) y opta por opciones menos procesadas.

Comer solo ensaladas y sentirse con hambre todo el día

Las ensaladas son una excelente opción, pero si no las completas con proteína, grasas saludables y carbohidratos de calidad, pueden dejarte con hambre.

Solución: Asegúrate de agregar pollo, tofu, huevo, quinoa o legumbres a tus ensaladas, junto con una buena fuente de grasas como frutos secos o aguacate.

Exagerar con los “superalimentos”

El matcha, la chía y la cúrcuma son geniales, pero no hay un alimento mágico que por sí solo transforme tu salud. Comer saludable es cuestión de equilibrio, no de obsesionarse con ingredientes exóticos.

Solución: Enfócate en variedad y constancia más que en tendencias. Lo básico (frutas, verduras, proteínas, carbohidratos integrales) es lo que realmente importa.

Pensar que si es “saludable”, puedes comer todo lo que quieras

Muchos caen en la trampa de las “galletas saludables” o “brownies fit”, creyendo que por estar hechos con ingredientes naturales no tienen límite de consumo. Pero al final del día, el balance calórico sigue contando.

Solución: Disfruta de estos alimentos, pero con la misma conciencia con la que comerías su versión tradicional.

Saltarse comidas pensando que así se “compensa”

A veces, por querer “portarnos bien”, caemos en el error de saltarnos el desayuno o la cena, lo que puede llevar a más hambre y ansiedad después.

Solución: Escucha a tu cuerpo y come de forma regular. Saltarse comidas no es la solución, sino elegir bien lo que comes en cada una.

Comer saludable no tiene que ser complicado ni extremo. No se trata de prohibirse todo ni de seguir modas, sino de encontrar un equilibrio que funcione para ti. ¿Te has identificado con alguno de estos errores? ¡No pasa nada! Lo importante es aprender y mejorar poco a poco.

Por María Del Castillo

Soy María del Castillo Gutiérrez, licenciada en Nutrición y Maestra en Gestión Directiva en Salud. Me apasiona ayudar a las personas a llegar a sus objetivos, hacerlos conscientes de algo que no sabían que estaba ahí y ayudarlos en los procesos necesarios para sanar su relación con la alimentación. Creo firmemente que la alimentación va de la mano con las emociones y que no podemos abordar una sin la otra.