Miguel tuvo que ir a urgencias por ansiedad este fin de semana. Era sábado y mientras estaba sentado en el sofá con su pareja viendo una película, sintió unos pinchazos intensos en el pecho. Le faltaba la respiración, tenía palpitaciones y el mundo le daba vueltas mientras quedaba envuelto por un sudor frío. Creyó estar sufriendo un infarto de miocardio, así que fue de inmediato al hospital más cercano.

Para su sorpresa, Miguel no se estaba muriendo. Después de un electrocardiograma, unas placas y un análisis de sangre, el médico de urgencias le indicó que su corazón estaba bien: lo que acababa de sufrir era un ataque de ansiedad. A continuación, le recetó unas benzodiacepinas y le recomendó hablar con su médico de cabecera y acudir a un psicólogo. 

Esta es una de tantas historias que acontecen casi cada día. Son experiencias especialmente intensas para quien padece por primera vez un ataque de pánico o de ansiedad. ¿Qué pasa después? Miguel se sintió turbado y desconcertado, pensaba que “eso de la ansiedad” era algo que les pasaba a los demás, pero no a él. ¿Qué debería hacer ahora?

Mente y cuerpo tienen un límite. Cuando llevamos meses arrastrando una situación de estrés intensa, el organismo termina reaccionando y es común derivar en ataques de ansiedad. La sintomatología es tan devastadora que es comun confundirlo con un infarto.

chico pensando en Ir a urgencias por ansiedad
Un ataque de ansiedad no es peligroso, pero siempre es conveniente acudir al médico para descartar otros problemas.

No te estabas muriendo, pero estás sufriendo

Según un estudio realizado en el 2015 por el Centro Médico Universitario de Göttingen, en Alemania, el 33,7 % de la población se ve afectada por un trastorno de ansiedad a lo largo de su vida. A pesar de que no disponemos de datos actuales, se estima que a raíz de la pandemia y las crisis socioeconómicas esa incidencia ha aumentado todavía más.

Trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de ansiedad social, las fobias específicas… El espectro de esta condición mental es muy amplio y, por lo general, son comórbidos con otros trastornos, como la depresión o los trastornos de conducta alimentaria, etc. Lo más destacable es que el primer indicio, la primera llamada de atención, suele ser siempre ese ataque de ansiedad que toma por sorpresa a la persona.

El estrés sostenido en el tiempo, la incertidumbre y el peso de los problemas actúan como generadores de angustias persistentes. La ansiedad está ahí, latente, dando pistas como el ordenador de un coche avisando de que hay determinadas cosas que no van bien. Sin embargo, no las vemos. No les prestamos atención, porque en tema de salud mental, parece que nunca nos va a tocar a nosotros, pero lo hace.

¿Es necesario ir a urgencias por ansiedad?

Son muchas las personas que sienten cierto desconcierto cuando, después de ir a urgencias porque creían estar sufriendo un infarto, se les diagnostica ansiedad. ¿Era un error haberlo hecho? La respuesta es no. Cuando no se está familiarizado con la sintomatología de los ataques de ansiedad, es común pensar que hay un problema cardíaco. 

Descartar cualquier enfermedad cardiovascular es siempre esencial. Es más, si tenemos algunos factores de riesgo como los siguientes, siempre es necesario acudir a un centro médico:

  • Antecedentes familiares de enfermedades cardíacas.
  • Padecer hipertensión o triglicéridos altos.
  • Sufrir diabetes.
  • Obesidad.
  • Llevar una vida sedentaria.
  • Consumir drogas.

Asimismo, es importante tener en cuenta un detalle. Una investigación del Hospital General de Massachusetts (Boston) destaca que el trastorno de ansiedad generalizada sí puede conducir a experimentar algún problema cardíaco. El origen está en que esta condición puede acompañar muchos años a la persona.

¿Cómo diferenciar un ataque de ansiedad de un infarto?

A pesar de que un ataque de ansiedad y un infarto evidencian sintomatologías similares, hay matices que marcan notables distancias. Nunca está de más conocer cómo se manifiesta cada uno para estar prevenidos. Aunque esto no quiere decir que si en algún momento tenemos dudas, no debamos acudir a un servicio de urgencias.

Estas son las claves que debemos tener en cuenta.

Ataque de ansiedad

  • Dolor en el pecho y taquicardias, fenómenos que no duran más de 15 segundos.
  • Ese dolor aparece sin hacer ningún esfuerzo.
  • Cuesta respirar y es común acabar hiperventilando.
  • Aparece la sudoración y los mareos.
  • A los síntomas físicos se le suman los psicológicos, como sensación de extrañeza, disociación, despersonalización o desrealización (¿esto me está pasando a mí, es esto real?).

Infarto cardíaco

  • Dolor muy fuerte y opresión en el pecho, que puede aparecer de repente o al hacer un esfuerzo.
  • El dolor suele durar mucho más tiempo. No es cuestión de segundos como el ataque de pánico. En este caso, dura varios minutos y de manera intensa.
  • Además, irradia al cuello, la mandíbula, la espalda y el brazo izquierdo.
  • Aparecen mareos y desmayos.
  • El dolor se intensifica mucho más al hacer algún esfuerzo.
  • Aparece cierta molestia estomacal, como si estuviéramos padeciendo una indigestión.
Mujer con dolor en el pecho pensando en Ir a urgencias por ansiedad
La principal diferencia entre un ataque de ansiedad y un infarto, es la duración del dolor en el pecho, mucho más corta en el primero.

¿Qué hacer después de recibir el diagnóstico de ansiedad en los servicios de urgencia?

Por término medio, muchas personas se sienten perdidas. Después de ir a urgencias por ansiedad, es común no saber qué pasos dar o qué hacer. Lo más importante es tomar conciencia de ello y no dejarlo pasar.

La ansiedad que no se trata se cronifica y deriva en más problemas y alteraciones. La salud mental, como la física, no debe postergarse. Es recomendable tener en cuenta alguna de las estrategias que podemos seguir:

  • Hablar con el médico de cabecera. Si nos han recetado ansiolíticos u otro tipo de fármacos en urgencias, debemos seguir las pautas que nos prescriba el facultativo.
  • Contactar con un psicólogo para valorar cuál es nuestra situación y qué estrategias debemos seguir a partir de ahora. Contar con un buen diagnóstico y tomar conciencia de los antecedentes que nos ha llevado a este ataque de ansiedad es clave.
  • Asimismo, hay que tener claro un aspecto. El ataque de ansiedad es una llamada de atención de que hay algo que no va bien en nuestra vida. Es momento de hacer cambios y debemos comprometernos con nuestro bienestar. Hay que integrar en nuestra mente y en nuestra cotidianidad, nuevos hábitos y otros enfoques.

Para concluir, ir a urgencias por ansiedad es algo que todos nosotros podemos necesitar en alguna ocasión. Tras esa experiencia, es necesario mentalizarnos de que es hora de cuidarnos como merecemos y necesitamos. No lo dejemos para mañana.

Por galuvi

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