¿Encontrar trabajo a los 50? ¿Estudiar alemán a los 65? ¿Encontrar pareja a los 70? ¡Imposible! A partir de cierta edad, tenemos la idea de que empezamos a estar obsoletos para muchas cosas: el trabajo, el amor, el sexo, la creatividad…

Una gran paradoja porque la esperanza de vida cada vez es mayor. De hecho, España ya ha superado a Japón y somos el país del mundo donde vivimos más años.

España es el país con mayor esperanza de vida

¿Cómo desmontar estos estereotipos y sacarle partido a nuestras vidas más longevas?

Carl Honoré, analista social y cazador de tendencias, nos descubre cómo vivir la madurez en positivo en su nuevo libro «Elogio de la experiencia» (RBA Libros).

  • El autor, que ya abanderó la revolución slow en su primer libro «Elogio de la lentitud», ahora se ha propuesto abanderar una nueva causa: la defensa del envejecimiento sin complejos.

El título de su libro, «Elogio de la experiencia», suena a toque de atención para una sociedad que en realidad hace elogio de la juventud. ¿Por qué está tan sobrevalorada?

Por muchas razones: tiene una gran atracción física, se asocia a la fertilidad… Además, es cierto que el envejecimiento nos quita algunas cosas: perdemos vigor y la memoria inmediata se resiente. También nos acerca más a la muerte y eso nos genera cierta angustia y rechazo.

Por eso la juventud siempre ha estado idealizada y a partir de los años 60 se la ha puesto directamente en un pedestal convirtiéndose en un fin en sí misma, de ahí la cirugía estética para parecer más joven.

¿Cumplir años nos da miedo?

Por supuesto. A raíz de ese culto a la juventud, sumar años nos genera zozobra, vergüenza, culpa… Todas las emociones que asociamos al hecho de envejecer son negativas. Hemos creado una imagen de esta etapa muy sombría y peyorativa.

Sin embargo –y es lo que digo en mi libro– envejecer es un proceso lleno de matices: es cierto que hay cosas que se pierden, pero otras permanecen iguales toda la vida e incluso hay algunas que mejoran.

«Con los años perdemos algunas cosas otras incluso mejoran»

A pesar de ello, el mensaje que nos envía nuestra sociedad es que a partir de los 35 años todo es cuesta abajo. Y que cada aniversario que pasa somos menos productivos, menos creativos, menos alegres…

¿Cómo podemos cambiar esa visión?

Hay que ver la vida como un libro lleno de capítulos y no como dos mitades (una buena: la juventud, y otra sinónimo de decrepitud: la madurez), porque la realidad es que cada capítulo tiene sus puntos negativos y positivos, su débito y su crédito.

Y para lograrlo deberíamos desterrar muchos estereotipos.

¿Cuáles son esos estereotipos que nos hacen ver la madurez como algo negativo?

  • Pensar que la gente mayor es triste y siempre está de mal humor. En todas las culturas y niveles socioeconómicos está demostrado que la curva de la felicidad sigue siempre la misma evolución: en la infancia y la juventud llega a su punto más alto, en la edad adulta empieza a bajar y a partir de los 55 sube otra vez. De hecho, en esta última etapa es cuando se experimentan los mayores niveles de felicidad.
  • La creatividad pertenece solo a los jóvenes. No es cierto. Mediante escáneres cerebrales se ha comprobado que la arquitectura neuronal de la gente mayor es menos rígida porque recurre a diferentes regiones cerebrales para resolver problemas complejos. Por eso Matisse o Miguel Ángel hicieron sus mejores obras en edades avanzadas. La creatividad no se acaba, cuando más la utilizas más la estimulas.
  • Con la edad somos menos productivos. Es justamente al revés: en los trabajos que dependen de habilidades sociales (que son la mayoría) la productividad aumenta a medida que pasan los años. Con la edad tenemos más capacidad de empatizar, negociar, trabajar en equipo…

La curva de la felicidad sube a partir de los 55 años

  • El sexo es patrimonio de la juventud. En realidad las estadísticas demuestran que el sexo, sobre todo para las mujeres, es mejor a los 40 o a los 50 que a los 20. La razón es que con los años nos desinhibimos, tenemos menos complejos y nos sentimos más a gusto con nosotros mismos.

¿Qué le diría a la gente que se quita años?

Que lo primero que hay que hacer para vivir la madurez en positivo es ser honesto con la edad que uno tiene y no mentir. Yo tengo 51 años y estoy orgulloso de la vida que he tenido hasta ahora y de la cantidad de cosas buenas que me esperan.

Debemos hacer un esfuerzo a nivel colectivo para que en la televisión, las redes sociales o la publicidad aparezca una visión positiva de la gente mayor. Hay que gritar a los cuatro vientos la edad que uno tiene, no esconderla.

Hay que aceptar la edad que no tiene, no esconderla

También es importante mezclarnos con personas de diferentes generaciones. El desconocimiento y la ignorancia es lo que genera más perjuicios.

Por galuvi

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