Es como un error de ortografía de la vida y un sinsentido del afecto. Sin embargo, tener que dejar a una pareja a la que seguimos queriendo es una experiencia muy frecuente. Lo es cuando hay una traición por el medio y uno debe irse con el corazón fragmentado, pero latiendo todavía por quien nos engañó. Sucede también cuando, a pesar de la pasión, la convivencia es tan insostenible como dañina.

Nos encantaría que el amor fuera una materia mucho más sencilla y con menos facilidad para enrevesarse y desafinarse. Porque, como decía la escritora francesa Françoise Sagan, amar no es solo querer, también es comprender. Sin embargo, no dudaba en señalar que la única forma sensata de amar es rozando la locura… Con lo cual podríamos decir que la contradicción es un eterno continuo en esta área.

Cuesta mantener los pies en el suelo, pero lo que nunca debemos perder es la cabeza. Continuar en una relación en la que hay amor, pero el desgaste y el sufrimiento son continuos, no tiene demasiado sentido. Porque, aunque nos cueste creerlo, a veces, quien más nos quiere más nos hiere y esto es algo que no podemos permitir.

Veamos cómo actuar en estas situaciones.

Dejar a quien aún se ama es una experiencia que suele marcarnos.

Chico triste pensando cómo dejar a una pareja a la que aún se ama
Pocas experiencias son más duras como darnos cuenta de que la persona que amamos, no es la adecuada para nosotros.

Claves para dejar a una pareja a la que aún queremos

A veces el amor y los eventos chocan. Como dos planetas que colapsan. No sabemos muy bien por qué sucede, pero uno siempre llega a esa edad en la que descubre que el amor no todo lo puede. También, que quien bien nos quiere no debería hacernos llorar, pero lo hace. En ocasiones, hay algo inexacto en la fórmula del afecto entre dos y eso, es algo que de lo que tomamos conciencia tarde o temprano.

Dejar a una pareja a la que aún se ama es una experiencia a la que muchos se han enfrentado, es cierto. Una investigación de la Universidad de Utah, por ejemplo, destaca algo interesante. Las razones por las que elegimos marcharnos de una relación pueden ser múltiples, pero hay una decisiva: la pérdida de confianza. 

No solo es dejar de sentir esa alianza y esa complicidad auténtica con el ser amado. Es darnos cuenta de que, por mucho que hagamos, por muchos esfuerzos que invirtamos, lo que nos distancia no se resuelve. Reflexionemos en esas claves que deberíamos tomar en estas circunstancias.

Hablar con honestidad, pero sin ceder a nuevas oportunidades

Para dejar a una pareja a la que aún se ama, es esencial ser honesto con el otro. No se puede terminar una relación sin dar una explicación, sin tener una conversación final con la que aclarar el por qué de la ruptura. Evitemos clichés o frases hechas, rehuyamos del clásico “no eres tú, soy yo” o “no tengo las cosas claras, vamos a darnos un tiempo”.

Si tenemos claro que esa relación no nos aporta una felicidad auténtica, hay que ser asertivos y ponerlo en voz alta. Para ello nada mejor llevar a cabo lo siguiente:

  • Clarifiquemos antes qué vamos a decir. Evitemos improvisar y seamos concisos.
  • Estemos preparados para lo que la otra persona pueda decir. Si hay amor en esa relación, seguramente lo usarán como principal pretexto, usando frases como “si me quieres, no puedes dejarme”.
  • No caigamos en la trampa de dar una nueva oportunidad. Por término medio, es intensificar el sufrimiento.
  • Ante estas situaciones podemos explicar lo siguiente. “Me voy porque me quiero. Voy a dejar esta relación porque te quiero y ninguno de los dos merecemos hacernos daño como hasta ahora”.

No buscar culpables, un final sin resentimiento se cierra mucho mejor

Cuando una relación termina, casi siempre se buscan culpables. Puede que uno traicionara al otro. Es posible que alguno de los dos descuidara el afecto y la atención. También suele darse el caso de que los caracteres y las personalidades no armonizaran demasiado a pesar del amor.

Sea como sea, a la hora de dejar a una pareja a la que aún se ama, es recomendable no cargar ni proyectar culpas. Asumamos que la ruptura es la mejor opción para ambos, el único camino para dejar de sufrir y ser de nuevo nosotros mismos. Hagámoslo sin un exceso de rencores y malestares.

Tener apoyo para lidiar con el duelo

Cuando una relación fracasa, se rompe, también nosotros nos rompemos con ella. En especial si aún persiste el amor. En estas situaciones, es imprescindible llevar a cabo un duelo que nos permita transitar por todas esas emociones tan complejas. Este proceso lleva tiempo y habrá, sin duda, días duros y momentos de dudas.

En esos instantes de dificultad es recomendable contar con un buen soporte: los amigos y nuestros familiares son esos aliados siempre imprescindibles.

Aplicar contacto cero, la mejor estrategia para seguir adelante

Cuando hay una ruptura afectiva es recomendable no seguir a la expareja en redes sociales. Evitar todo contacto, tanto en la vida real como en el universo online, evitará que sigamos alimentando pensamientos y emociones que ya no tienen cabida. Esto facilitará el poder avanzar sin mirar atrás, sin quedar anclados a alguien que ya no tiene espacio en nuestro presente.

Ante la necesidad de recuperar la relación, recordemos por qué la dejamos

Cuando aún existe amor en una relación que se rompe, son comunes las idas y las venidas. Son esos vínculos “chicle” que nunca se rompen del todo, que van de reconciliación en ruptura una y otra vez. No es lo adecuado. No es lo recomendable para nuestro equilibrio mental y emocional.

Ante la tentación de recuperar el contacto con la expareja, recordemos qué nos llevó a dejar esa relación. Pensemos en ese sufrimiento vivido, y preguntémonos dónde quedaría nuestra dignidad si iniciáramos de nuevo el contacto.

Mujer caminando pensando en cómo dejar a una pareja a la que aún se ama
Cuando dejamos a alguien a quien amamos, es bueno marcarnos nuevas metas vitales, conocer gente nueva, dar un cambio.

Comprometerse con la decisión y marcarse nuevos objetivos vitales

Dejar a quien se amaba porque lo único que obteníamos era infelicidad, es una decisión valiente.Priorizarse a uno mismo es de sabios. Reafirmarse en la propia decisión sin mirar atrás, es un acto de gran madurez emocional. Bien es cierto que, en algunos momentos, al cerrar los ojos, nos vengan a la memoria ciertos instantes significativos y mágicos de esa relación pasada.

Que ocurra eso es positivo, porque de todo lo vivido, es recomendable atesorar los buenos momentos. Pero lo más decisivo, es no volver atrás, no reanudar vínculos que duelen y nos invalidan como personas. Así que lo mejor, es avanzar, seguir adelante, marcándonos nuevas metas, conociendo gente nueva, atrevernos a seguir creciendo con nuevos aprendizajes. Ese es el secreto de la vida.

Por galuvi

Información divertida, ligera y entretenida, sin dejar de lado los datos útiles y relevantes. Historias que nos inspiran para hacer del mundo y nuestro entorno un lugar mejor; hallazgos asombrosos, triunfos y éxitos compartidos.