Thomas no solo ha creado varias empresas en el habitual proceso de ensayo y error, sino que finalmente ideó una tan exitosa que logró venderla a PowerBuy una de las plataformas de comercio electrónico más importantes, que tiene sede en Los Ángeles, California.

El mérito de Thomas no solo está en haber podido vender su empresa en 1,3 millones de dólares con apenas 22 años de vida, sino que ha llevado un proceso paralelo como emprendedor, autodidacta y estudiante, pues cursa sexto semestre de administración de empresas en la Universidad de los Andes.

En 2020 nació COCO (Compras Compartidas). Empezó como un marketplace, que constaba de una página web en la que había un botón para comprar en equipo productos como ropa, tecnología y computadores. La idea funcionó y luego se amplió directamente a las páginas web de otros emprendimientos exitosos como Domenica (de ropa) o Chalo Chalo (accesorios). El siguiente nivel fue llegar a empresas grandes y la primera fue la multinacional P&G.

El sistema es sencillo, el comprador ingresa a la plataforma y elige un producto, seleccionan la opción de compra en grupo, se une e invitan a sus amigos a través de las redes sociales. Cuando ya tienen la gente suficiente, se completa la compra y el producto se envía a cada cliente, con descuento.

Su insistencia en crear empresa hizo que lo seleccionaran como uno de los mejores emprendedores estudiantes en América Latina, lo que le sirvió para irse a capacitar a Suiza y a Barcelona.

A medida que fue creciendo y conociendo el mercado de su club de compras virtual, se dio cuenta de que en Estados Unidos tenía un competidor grande llamado PowerBuy. Se conectó con ellos y les propuso inicialmente fusionarse, para aprovechar las ventajas de cada uno. El siguiente paso fue la compra, la cual se concretó en noviembre de 2022. Esta vez Thomas ya contaba con asesoría y una banca de inversión le ayudó a valorar a COCO, además se comprometió a seguir trabajando para la empresa como jefe de crecimiento a nivel mundial.

Tras la compra, COCO logró expandir su operación a Estados Unidos, Canadá, el Sudeste Asiático y América Latina y Thomas lidera un equipo de 60 personas. Confiesa que el dinero que consiguió no ha sido lo más satisfactorio de su carrera como emprendedor, sino ver que se pueden crear productos que les ayudan a las empresas o las personas. “Crear algo de utilidad es lo que me motiva”.

Se lamenta no haber podido avanzar en su carrera universitaria al mismo ritmo que sus compañeros, (solo toma media matrícula), pero está convencido que vale la pena, pues, cree que este es el momento del emprendimiento en el país, con casos de éxito como Rappi o Merqueo. “Hay muchas oportunidades porque hay muchos problemas por resolver. El lío acá es que hay mucha aversión al riesgo a invertir en emprendedores. Como resultado, hay menos capital disponible y eso lo vuelve a uno más recursivo”, señala.

Thomas Saad acepta que el capital es un tema a considerar al momento de emprender, pero está convencido de que lo más importante es aprender a aceptar muchos no como respuesta. “Hay que desarrollar callo para las negativas y al cierre de puertas; toca camellar y hacer todo con las uñas. Creo que mi diferencial es que tengo la capacidad de seguir, aunque me digan que no”, concluye.

Por galuvi

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