Ante la perspectiva de tener que afrontar una crisis económica que se alargará durante algunos años, no cabe duda de que lo que parecía que “funcionaba” durante los meses anteriores dejará de hacerlo, y que adaptarse a estos tiempos complicados requiere de asumir una serie de cambios. Cambios a nivel social, sí, pero también a nivel individual.

Y es que aunque las crisis económicas suelan reflejarse de una manera muy directa en forma de números y curvas plasmadas en gráficos, su alcance va mucho más allá de la estadística, la economía y las matemáticas: para afrontarlas y adaptarnos a este nuevo escenario hace falta, además, un proceso de adaptación psicológica. Esto es: adoptar nuevos patrones de comportamiento y nuevas maneras de lidiar con nuestras emociones y sentimientos.

Por eso, en este artículo veremos algunas estrategias clave para prepararse psicológicamente ante una crisis económica; consejos generales que, debidamente adaptados a cada caso particular, pueden ser de gran ayuda en este contexto de incertidumbre, inestabilidad y posibles complicaciones en lo económico.

Estrategias para prepararse psicológicamente ante una crisis económica

Cuando se habla acerca de lo que supone pasar por una fase de crisis económica, suele ponerse el foco en lo puramente monetario o en sus implicaciones en el mundo laboral: reducción del poder adquisitivo, dificultades para acceder al crédito, cierre de empresas… Como máximo, los analistas más originales hablarán también del potencial que entraña una crisis a la hora de impulsar proyectos empresariales, ya que quienes se lo pueden permitir y son capaces de aprovechar los huecos dejados por los negocios que cierran, intentan asentar los cimientos de empresas que serán prósperas cuando termine la crisis y la economía vuelva a ir bien, dado el carácter cíclico de estas etapas.

Sin embargo, la salud mental es la gran olvidada; y no solo eso, sino que también se pasa por alto que independientemente de si desarrollamos psicopatologías o no debido a toda esta presión, el cómo gestionamos nuestros procesos psicológicos puede marcar la diferencia en cómo adoptamos un estilo de vida dentro de un contexto social y económico complicado. Por eso, estos consejos que verás a continuación pueden ser un buen apoyo para adoptar una filosofía de vida que te permita afrontar las crisis económicas de una manera constructiva, resiliente, y que no te encamine hacia el autosabotaje.

1. Revisa una vez al mes tus gastos e ingresos

La mejor manera de no obsesionarte con si tienes problemas de dinero ante una crisis es revisar de manera sistemática y periódica tus finanzas personales. Si te fias una fecha en el que hacerlo y que mantiene su constancia a lo largo de los meses, te será fácil saber en todo momento “cómo vas” de dinero y serás menos proclive a sufrir obsesiones y pensamientos intrusivos asociados a este tipo de preocupaciones, ante el miedo a que la situación se te haya ido de las manos con las últimas compras de la semana, por ejemplo. Es decir, que si haces este tipo de revisiones una vez al mes y sabiendo de antemano cuándo tendrán lugar, ya no tendrás que volver a hacerlo, reduciendo así la sensación de que no controlas lo que te ocurre.

2. Evita las inversiones cortoplacistas con tal de aplacar la ansiedad

Algunas personas gestionan la ansiedad generada por la crisis decidiendo invertir en activos o proyectos empresariales que prometen ganancias rápidas, con tal de sentir que no tendrán que pasar por esos meses estando en una situación económicamente delicada. Sin embargo, en la gran mayoría de los casos, esta clase de estrategias son totalmente disfuncionales: las inversiones capaces de dar una suma de dinero significativa en pocas semanas son aquellas que son muy arriesgadas, y que normalmente no solo no dan los resultados deseados, sino que nos llevan a perder dinero.

Es mejor que asumas desde el primer momento que si te preocupa tu dinero a las puertas de una crisis es porque no te encuentras en una situación favorable, para que así puedas comportarte en consecuencia para solucionarlo en vez de crear ficciones basadas en promesas y wishful thinking; por mucho que consuelen un poco en un inicio, a medio y largo plazo tan solo sirven para generar más ansiedad.

3. Optimiza tu gestión del tiempo en lo profesional

Ante las crisis, por lo general se recomienda no perder la fuente más habitual de ingresos a no ser que se disponga de una gran cantidad de ahorros que permita emprender aventuras empresariales. Esto puede chocar con la pretensión de dejar de trabajar en áreas de trabajo cada vez más expuestas a presiones externas (por ejemplo, falta de material, falta de personal, congelación de los salarios…).

Ahora bien, varios estudios muestran que, por lo general, los trabajadores no hacen un uso óptimo de su tiempo de trabajo. En este sentido, los trabajadores que tengan posibilidad de reorganizar su jornada laboral, y disponen de tiempo nuevo extra, podrían exprimir al máximo las horas de la jornada laboral, optimizando su rendimiento en el trabajo, evitando elementos distractores y preparando un espacio de trabajo cómodo y con todos los materiales necesarios al alcance, de modo que no sea necesario ir a buscarlos y caer en interrupciones. La idea es aprender rutinas de gestión de la atención y de gestión del tiempo para no renunciar a la estabilidad laboral que teníamos antes.

4. Pide ayuda si la necesitas y demuestra que también la puedes dar

Los seres queridos son una red de apoyo valiosísima siempre, pero aún más en tiempos de crisis económica. No dejes que los clichés y los prejuicios coarten tus acciones en este aspecto; pedir ayuda es totalmente humano e incluso puede servir para estrechar vínculos si muestras que tú también estás ahí para los demás.

5. No renuncies al tiempo para ti y para tu bienestar

Incluso en los tiempos más complicados, es necesario tener tiempo para el ocio y para uno mismo. La ida es más que estar preparando siempre el plan perfecto para ahorrar y para hacer una gestión ultra-eficiente del dinero del que disponemos; contar con momentos de ocio y otros para desconectar es necesario para no sufrir un desgaste psicológico que nos afectaría en todo: en el trabajo, pero también en lo familiar y en lo emocional. Y desde luego, no alimentes forma de pensar que refuercen el sentimiento de culpa por darte algún capricho de vez en cuando.

Por galuvi

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