Seguro has visto alguna vez en esa situación en la que después de mantener una conversación con un amigo te has sentido desolado, has contemplado el mundo con más tristeza y menos entusiasmo que antes de empezar la conversación, o has pensado: “Madre mía, a este amigo no le pasa nada bueno, siempre tiene una queja”.

Y en situaciones extremas, has escuchado el teléfono, leído una notificación, has visto el nombre de la llamada/mensaje entrante y has dejado de atenderlo porque sabes que esa persona, de alguna manera, te va a complicar la vida: te va a contar un nuevo problema o seguirá hablando de su monotema, por lo general con temática “desgracia”.

¿Quiénes son las personas negativas? Aquellas que llegan y te contagian de mal humor, de tristeza, de miedo, de envidia o cualquier otro tipo de emoción negativa que hasta ese momento no se había manifestado en tu cuerpo. Es igual que un virus: llega, se expande, te hace sentir mal y cuando se aleja, poco a poco, recobras tu estado natural y, con suerte, lo olvidas.

Aquí te decimos qué hacer para evitar el contagio de las personas negativas.

Ponles un alto

Decirles que estarás para ayudarles a tomar decisiones y solucionar problemas, pero no para ser el pañuelo en el que ahogan sus penas sin implicarse. Estas personas se acostumbran a llamar la atención con sus desgracias, pero son incapaces de responsabilizarse y actuar porque optan por el camino fácil: llorar.

Abandonar para motivar

Dile que estarás encantado de ayudarle siempre y cuando se movilice. Y si no lo hace, decide alejarte de alguien que ha tomado la decisión de ser un parásito toda la vida. No lo estás abandonando, le estás dando aliento para que actúe. Si decide no tomar las riendas de su vida, que tú seas su paño de lágrimas, tampoco será una ayuda. Se gasta la misma energía quejándose que buscando soluciones. La primera opción consume y resta, y la segunda suma.

“La tristeza del alma puede matarte mucho más rápido que una bacteria”

John. E. Steinbeck

Decir no

Ante el virus de pedir, el antivirus de decir no. Si tú no haces prevalecer tus necesidades y prioridades, ellos tampoco lo harán. Una cosa es ser solidario y otra muy distinta estar a disposición de todos y no estar nunca para uno mismo.

Evita los chismes

No permitas que la persona negativa y criticona haga juicios de otras personas que no estén presentes. Si lo hace con otros, también lo hará cuando tú no estés presente. No entres en su juego ni te identifiques con esa conducta. Dile que no te gusta hablar de personas que no están presentes. Y si se trata de rumores, dile que no tienes la certeza de que el rumor sea cierto. Los rumores, la mayoría de las veces, son infundados, falsos o exagerados. Se propagan como el viento, y a pesar de que luego se compruebe que son falsos, el daño ya está hecho. Actúa como te gustaría que lo hicieran, con respeto, discreción y veracidad. Es más importante ser ético que evitar un conflicto con un criticón.

Exige respeto

Y por último, no permitas que nadie te falte al respeto y mucho menos te maltrate ni psicológica ni físicamente. Como personas, todos merecemos un trato digno. Hazte valer. No consientas una segunda oportunidad a quien te ha hecho daño. El que te daña no te quiere; olvídate de justificar por su pasado, su carácter, su educación, el alcohol o sus problemas. Nada, absolutamente nada, autoriza la falta de respeto y el maltrato físico y psicológico. Y esto es válido en el ámbito familiar, laboral y entre los amigos.

Por galuvi

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