El lenguaje no verbal juega un papel prioritario en la comunicación. Gracias a los gestos y poses del interlocutor, podemos captar sus estados de ánimo, sus juicios e intenciones, aunque solo sea a un nivel inconsciente. Sin embargo, la información que recibimos por este medio puede ir más allá de un momento puntual y mostrarnos cómo es el individuo que tenemos enfrente. Si quieres saber lo que la postura corporal dice de tu actitud, te invitamos a seguir leyendo.

Es innegable que el cuerpo refleja los estados mentales de una forma bastante fiel. De hecho, muchos terapeutas se apoyan en el lenguaje corporal para comprender el malestar de sus clientes y trabajar en ello.

No obstante, no solemos prestarle atención a este aspecto. Ten en cuenta que nuestra postura es tan característica que nuestros allegados pueden incluso reconocernos a distancia fijándose únicamente en ella. Entonces, ¿sabes lo que estás proyectando con tu lenguaje corporal?

Las emociones se anclan en el cuerpo

Todos podemos comprobar fácilmente cómo el lenguaje no verbal cambia en función de las emociones. Cuando estamos felices, nos mostramos abiertos y relajados; y, en cambio, nos contraemos y replegamos sobre nosotros mismos ante el miedo o la tristeza.

Igual que esos estados temporales se reflejan en nuestro cuerpo, cuando acostumbramos a habitar cierto tipo de emociones, estas moldean nuestra tipología postural. Una persona tímida y una extrovertida pueden diferenciarse a primera vista, así como puede distinguirse un individuo rígido de uno flexible o uno confiado de otro temeroso.

Sin saber muy bien por qué, generalmente podemos captar estos matices en nuestras interacciones con otros. Pero, ¿qué es realmente lo que nos da la pauta?

Mujeres hablando
El cuerpo actúa en función de la emoción expresada.

Lo que tu postura corporal dice de tu actitud

Los siguientes son algunos elementos posturales y corporales que nos dan pistas sobre la actitud de alguien:

Expansión o contracción

Es uno de los aspectos más visibles y llamativos: ¿la persona parece abierta ante el mundo o replegada sobre su propio ser? Quienes poseen una buena autoestima, confían en sí mismos y en los demás y tienen una actitud alegre y optimista adoptan posturas expansivas. Parecen querer abarcar más espacio con su cuerpo y dar la bienvenida a otros a su propio espacio.

Quienes “sacan pecho” ante la vida, lo hacen de forma literal y figurada. Por el contrario, las personas inseguras, temerosas y desconfiadas tienden a contraerse, como en un acto de protección ante un exterior que consideran hostil.

Tensión o relajación

La tensión muscular también nos informa de cuán flexible es la persona a nivel psicológico. Quienes adoptan posturas excesivamente rígidas y firmes, probablemente sean personas críticas y exigentes consigo mismas y con los otros. Es probable que les cueste abrirse emocionalmente y tiendan a portar una máscara ante otros.

Una postura corporal relajada, distendida, puede indicarnos que estamos ante una persona flexible y adaptable, con buena capacidad para gestionar el estrés y que suele mostrarse tal y como es.

Ahora bien, una excesiva falta de tono muscular puede ser indicio de un sentimiento interior de debilidad. Las personas que arrastran una herida de abandono suelen presentar esta tipología corporal, que evidencia una necesidad de apoyarse en los demás y una sensación de no poder sostenerse solo.

Dirección de la mirada

Siempre hemos escuchado que los ojos son el espejo del alma; y, aunque esto no podemos saberlo, realmente sí son una ventana a las emociones.

Así, si observamos una mirada que continuamente se dirige al suelo, podemos inferir timidez e inseguridad. Si la mirada es huidiza, tal vez indique un cierto temor a la vulnerabilidad y la conexión emocional; y, si es fija y desafiante, nos muestra una actitud controladora, suspicaz y segura de sí misma.

Hombre hablando con su pareja
Una mirada fija indica seguridad en uno mismo, aunque también puede ser vista como intimidante.

Posición de los hombros

Este último aspecto también puede ofrecernos información interesante. ¿Conoces a una persona cuya postura típica implica hombros caídos y cabeza gacha y que suele sufrir dolores de espalda? Probablemente, se trate de una persona sensible, con baja confianza y miedo a ser herida.

Por el contrario, quien mantiene su espalda erguida e incluso lleva sus hombros hacia atrás muestra una actitud valiente e incluso desafiante. Puede tratarse de alguien que tiende a estar a la defensiva y que no evade el conflicto.

Trabajar con la postura corporal para educar tu actitud

Como hemos comentado, el cuerpo refleja la actitud; pero esta es una relación bidireccional. Esto quiere decir que la postura que adoptamos también influye en las emociones que sentimos. ¿Alguna vez has escuchado que forzarnos a sonreír puede ayudarnos a sentirnos más felices? Pues, del mismo modo, modificar deliberadamente nuestra postura puede favorecer un cambio de actitudes.

Si deseas sentirte más seguro, comienza por enderezar la espalda, erguirte y expandirte. Si te gustaría ser más sociable, practica el contacto visual y opta por una postura corporal abierta. Y, si te consideras demasiado rígido y exigente, prueba a adoptar posturas relajadas. Si deseamos cambios que se mantengan en el tiempo, es recomendable que seamos constantes con estas medidas.

Además, debemos acompañar esta iniciativa con un trabajo a nivel psicológico que nos encamine hacia nuestras metas. Sin embargo, hacernos conscientes de nuestro cuerpo y emplearlo como una herramienta a nuestro favor es un buen primer paso.

Por galuvi

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