Las familias han cambiado y las mascotas dejaron de ser vistas solo como “animales de compañía” para convertirse en miembros esenciales del hogar. Hoy muchos las llaman “perrijos” o “gatijos”, reconociendo el papel protagónico que tienen en la vida cotidiana.
Sin embargo, como en cualquier familia —tradicional o moderna—, las separaciones ocurren. Y al igual que los hijos, ahora también las mascotas enfrentan las consecuencias de un divorcio.
Por esta razón, el Congreso de la Ciudad de México aprobó una reforma al Código Civil que establece la custodia compartida de mascotas en procesos de divorcio.
La reforma, que adiciona la fracción VII al artículo 267 del Código Civil para el Distrito Federal, busca garantizar el bienestar de los animales, reconocidos legalmente como seres sintientes. Con ello, la CDMX se convierte en la primera entidad del país en formalizar un “plan de cuidados” para mascotas dentro del marco legal.
Al decidir la custodia, se tomarán en cuenta factores como:
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La capacidad de cada persona para ofrecer un ambiente seguro y adecuado.
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La disponibilidad de tiempo y recursos económicos para su cuidado.
Con esta medida, las mascotas ya no serán vistas como simples “bienes materiales” en un divorcio, sino como seres con derecho a protección y bienestar.